Skip to main content

Somos de Izquierda

Siempre resulta conveniente recordar cuál es el origen de la izquierda para comprender la vigencia de su lucha y la importancia de su existencia en el abanico de opciones políticas.

El significado político de la izquierda nació en Francia cuando en 1789, el rey Luis XVI, apremiado por el grave déficit presupuestario, convoca a los Estados Generales que no se reunían desde 1614. En dicha reunión, los representantes de la nobleza se acomodaron a la derecha del rey y su contraparte -los plebeyos- a su izquierda. La decisión fue simbólica, pues el brazo derecho que se supone más fuerte se asoció con los poderosos del reino, mientras que el brazo izquierdo, que se juzgaba más débil, se asoció simbólicamente con los representantes del Tercer Estado que portaban la voz de los súbditos comunes y corrientes (97% del pueblo francés).

Las críticas circunstancias llevaron a que varios representantes del Primer y Segundo Estado, nobleza y clero, se unirán al Tercer Estado para juntos promover la transformación de los estamentos en Asamblea Nacional, y luego en Asamblea Constituyente, poniendo fin a siglos de absolutismo monárquico. El simbolismo de izquierda y derecha reafirmo, quienes se sentaron a la izquierda y arriba de quién presidía la Asamblea (La Montaña), lo hicieron porque se intensificaron con las posiciones más radicales, que demandaban la construcción inmediata de una sociedad igualitaria. Al final, la revolución estalló.

A pesar de que el término izquierda se acuñó durante la Revolución Francesa, las posiciones y vilos que la defienden han existido desde el inicio mismo de la actividad política. Izquierda es un término que identifica a todos aquellos que en diferentes épocas y circunstancias se han pronunciado o actuado a favor del cambio radical, con un argumento ético y en función explícita de los intereses de la mayoría.

Visto desde esta perspectiva, de izquierda eran los aristocráticos hermanos Graco (Tiberio y Cayo, descendientes de Escipión el Africano), que como tribunos en la Roma antes de Cristo se propusieron llevar a cabo una reforma agraria para mejorar la triste condición que las masas plebeyas. Igualmente de izquierda fue el cura mestizo José María Morelos y Pavón, quien a principios del siglo XIX luchó no sólo por las independencia de la Nueva España, sino por una política de justicia social que disminuyera el abismo creado por tres siglos de colonialismo entre los numerosos pobres y los muy pocos ricos del reino de la Nueva España. No es coincidencia que ellos y tantos otros optaron por posiciones similares, hayan encontrado la muerte a manos de los defensores del Status Quo, Identificados como la derecha.

“Ser de izquierda es, desde que esa clasificación surgió con la Revolución Francesa, optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia o, como decía Norberto Bobbio, considerar una aberración la desigualdad social”

Frei Bett

Evolución de la Izquierda:

En el origen de la izquierda está su sentido de fondo. En cada época hay una izquierda, que es la parte del espectro político que representa los intereses de los más débiles y explotados y que busca hacer avanzar a igualdad. Francia fue el Origen, pero el concepto se pensó sin fronteras y desde el origen sus valores y metas se supusieron universales. Las ideas y proyectos originales de la izquierda (desde su concepción de la naturaleza humana, la historia, la sociedad, la economía) evolucionaron y se diversificaron.Siempre hubo varias izquierdas según su grado de radicalismo, pero el núcleo ideológico más coherente y duro fue el que se construyó alrededor de las ideas y proyectos de Carlos Marx.

Fue la amplitud de la teoría marxista y su consistencia interna el punto de referencia y definición del resto de las izquierdas. Con Mars cristalizó la convicción de que el proceso histórico no era una mera sucesión de eventos sino que tenía un sentido y que ese sentido era hacia una superación positiva del capitalismo. Al final, y tras el triunfo del proletariado, se superarían la lucha de las y la política misma y se abriría un mundo nuevo, sin Estado, sin explotación y sin dominación. Cuando eso ocurriera existiría la verdadera libertad y daría inicio la auténtica historia humana. Suponer la inevitabilidad del triunfo de la izquierda fue la mejor manera de dar aliento a quienes intentaban casi imposible, el asalto desde abajo, a la fortaleza que estaba en lo alto, la del gran poder capitalista. 

En 1917 los marxistas se hicieron del poder de un país inverosímil dada la predominancia de la actividad rural y la incipiente industrialización: Rusia. A partir de entonces la teoría se enfrentó a la realidad y el régimen soviético fue sometido a un hostigamiento y desgaste brutal por las potencias occidentales. El resultado final todos lo conocemos. Tras casi setenta años de dura existencia, el país de los soviets desapareció y el edificio teórico más fuerte de la izquierda (el marxismo) casi se derrumbó. A partir de ese momento, el asidero más sólido de las izquierda son sus razones morales, la insistencia en la justicia sustantiva en un capitalismo global donde las desigualdades relativas son casi tan hondas como la Francia de 1789.